La importancia de las cosas

Sirva para limpiar nuestra alma.

 

¿Qué consideramos importante? ¿A qué cosas les damos un rango especial?, ¿Cuál es la vara de medir la importancia de las cosas?, ¿Nos influye la sociedad?, ¿Somos capaces de privilegiar nuestro preferencia en detrimento de la presión de nuestro alrededor?, ¿Existen aspectos que tengan la misma importancia para todo el mundo?, ¿La familia?, ¿El amor?, ¿El trabajo?, ¿El ocio?, ¿El dinero?, ¿Dónde reside la verdadera importancia de las cosas?

Es posible que influya nuestra situación personal, familiar, laboral, sentimental. Es posible que nuestro proceso de maduración sea un filtro de aquellas cosas que consideramos relevantes cuando somos adolescentes (y adolecemos de razón) y que luego pasan a un segundo o tercer lugar. Es posible que la educación sea el sendero que nos hace recorrer los caminos indicados y nos haga resaltar lo que ‘deberíamos’ considerar importante. Es posible que el momento histórico haga que las cuestiones económicas, las relaciones personales o los programas de televisión adquieran un rango considerable y que será de carácter efímero, pero entonces me pregunto, ¿Hay algo eternamente relevante?, ¿Hay algo que no sea veleta histórica?, ¿Qué es lo importante?

Aún a riesgo de caer en un relativismo absurdo, podemos decir que las cosas tienen la importancia que nosotros le damos. Muchas veces nos encontramos en situaciones complicadas que socialmente serían de difícil dominio, pero nuestra psique es capaz de preferenciar, de privilegiar un recuerdo, un sueño, una motivación, un familiar, etc.. y ‘salir’ de ese estado complicado con un éxito considerable. El paso por la vida, el contacto con la gente, las múltiples cosas que observamos cada día hacen que nuestro corazón se incline a favor de unas cosas en detrimento de otras. La importancia es esa parte de nuestra alma que dejamos en los rostros que queremos conservar, en los sitios que queremos recordar, en las canciones que queremos oir, en los libros que queremos volver a leer. La importancia es una parte de nuestro ‘yo’ que se deposita en el arco iris de las cosas que preponderamos sobre el resto.

Aunque la vida no es relativa, nosotros tenemos el poder de relativizar las situaciones que vivimos. Graduar la importancia de las vivencias. Solemnizar una mirada en perjuicio de un grito, privilegiar un abrazo frente a un golpe.

En el mundo estaríamos mejor si fuésemos capaces de darle la importancia que queremos a las cosas que vivimos y no la importancia que quieren otros a las situaciones que nos obligan a vivir.

No somos dueños del pasado que heredamos, pero si somos señores del futuro al que aspiramos. De nosotros depende.

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