Archivo mensual: febrero 2015

Equivocarse

Sirva para reconciliar historias y silenciar miedos.

Todo el mundo tiene derecho a ser feliz, eso es indiscutible y considero que deberíamos de tenerlo en cuenta a la hora de programar nuestras vidas. Todo el mundo tiene derecho a ser feliz o como mínimo a buscar la felicidad (como cita la Declaración de Independencia de los EEUU del 4 de Julio de 1776). Pero no hay que olvidar algo que también es muy importante, a saber, todo el mundo tiene derecho a equivocarse. Todo el mundo tiene derecho a cometer un error, analizarlo, aprender de él y volver a intentarlo.

Equivocarse forma parte de la vida. Todas las acciones que empezamos tienen, un porcentaje de error. Existe la posibilidad de que cuando se realice esa acción, no se desempeñe bien y, aunque la opción es buena y la intención también, la ejecución no sea como se esperaba y hay que volver a empezar. ¿Dónde está el problema?. Sucede que a menudo no empezamos una acción, no elegimos una opción o no damos el primer paso porque focalizamos en ese porcentaje. El error eclipsa el acierto y nos impide avanzar y en consecuencia, también nos impide ese derecho primero que es ‘buscar la felicidad’.

Ciertamente cuando alguien dice: ‘No te preocupes, equivocarse es de humanos’ o ‘No le des más vueltas, haz lo que consideres y si te equivocas vuelves a empezar’, detectamos inmediatamente que esas personas no se están jugando nada, no están eligiendo, no están dentro del proceso de discernimiento, son simplemente espectadores de uno de los momentos más difíciles de nuestras vidas. Pero dar consejos es gratis.

Elegir no es fácil porque equivocarse no es agradable. Cuando nos toca elegir, en el fondo, buscamos alegría, placer, ilusión, proyecto, estabilidad, felicidad. Elegir no quiere encontrarse con un camino incierto, un periodo desagradable, unas consecuencias desastrosas o una tristeza desoladora. Pero para poder elegir en libertad debemos aceptar la posibilidad de equivocarnos.

La tentación nos llevará siempre a caer en la trampa y dejarnos paralizados, no dar el paso, no decir esas palabras, no optar por la alegría, no buscar la felicidad, no dar el beso deseado, no reconciliarte con tu mejor amigo, no comprar el billete para visitar a quien tanto deseas, no emprender esos estudios que tanto te emocionan,….todo aquello que impida nuestra felicidad. Equivocarse es una opción, pero sólo eso, una opción.

La máxima consolación en nuestra vida la encontraremos cuando perdamos el miedo a equivocarnos. Cuando aprendamos que en el error también está el acierto.

Dar a luz

Este post te lo escribo a ti, que estás embarazada, que vas a ser madre, que estás deseando verle la cara y no dejar nunca de sonreír.

Sirva para celebrar la nueva vida

Posiblemente no haya nada más bonito que ver la cara de ese bebe que ha estado durante nueve  meses compartiendo todo dentro de ti.

Creo que eres una afortunada por vivir una experiencia como esta. Nosotros tan sólo somos espectadores de uno de los momentos más maravillosos de la vida. Creo que Dios estuvo muy acertado al permitiros a vosotras la posibilidad de dar a luz. No creo que nosotros seamos capaces de pasar por ese trámite con tanta alegría y gozo como vosotras.

El camino, imagino, no ha sido nada fácil. Molestias físicas, incertidumbre de futuro, cabeza dividida entre las obligaciones y devociones, la lucha contra los antojos, la cara de felicidad protocolaria cuando el cansancio aprieta y las visitas nunca se marchan, noches incómodas sin saber cómo ponerte, pelea constante con el armario para encontrar aquello que más camufle la pequeña vida que nace en ti y mil pequeñas batallas que ya están llegando a su término.

Te imagino esbozando una sonrisa cuando te encuentras en algún espejo contigo misma. Bajas la mirada, ves tú tripita y recuerdas que está ahí, muy cerca de ti. Sabes que te escucha, te sueña, te anhela, te abraza. Sabes que tú serás la única persona a la que dirá ‘Mamá’ y que llamará día y noche, todos los días de su vida, cuando tenga algo que contarte, cuando quiera compartir contigo la alegría más grande o la tristeza más profunda, estés o no presente. Sabes que, en muchos momentos de su vida se pregunta ‘¿Qué haría mamá ahora?’ o simplemente, cuando haya distancia y tiempo entre vosotros, se gritará para sí mismo: ‘¡Cómo me gustaría que mamá estuviera aquí!’.

Tú serás su consuelo, su apoyo, su referente, su guía, su batalla, su amor incondicional, su deseo profundo, su salvación. Tú serás la primera persona en la que piense cuando algo nuevo le ocurra, cuando algo nuevo descubra o cuando algo nuevo le rompa el corazón.

Creo que la convivencia y la educación hacen que los padres también tengan un papel importante en sus vidas, pero nada que ver con la conexión especial que comparten con las madres. Sangre, alimentos, ilusiones, miedos, alegrías, segundos-minutos y horas , y un espacio físico que conecta vidas y une esperanzas.

Te voy a pedir un favor, cierra los ojos, acaricia tu cuerpo que también es su hogar y siente como suavemente se mueve. Te quiere dar la mano, quiere que le acaricies el rostro, que le pases la mano por la espalda, que te fundas en un abrazo con él. Estoy seguro que ahora, estando los dos tan juntos, su mayor deseo es mirarte a los ojos y decirte ‘Hola mamá, ya estoy aquí’. Ya queda poco.

Disfruta mucho de este tiempo de fortuna, de alegría, de VIDA.

Un fuerte abrazo,nos vemos pronto.