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Elegir las batallas

Sirva para pensar lo que queremos, hacer lo que necesitamos y conseguir lo que pretendemos.

No se pueden pelear todas las batallas. Nuestra vida forma parte de una red de relaciones, obligaciones y hobbys que nos llevan a tener que seleccionar el tiempo que podemos invertir y las energías con las que podemos contar. Pero esto no es fácil. Nuestras ganas de ‘estar en todo’ hacen que cumplamos desde lo mínimo y nos lamentemos desde lo máximo.

Si tuviéramos claro cuál es nuestro horizonte y las fuerzas de las que disponemos para luchar por él, seríamos capaces de seleccionar los tiempos y las herramientas para poder afrontar la empresa, pero el problema viene cuando los latigazos del capricho hacen zozobrar los pilares de la cordura. La idea inicial que marca nuestra camino se ve asediada por factores que hacen peligrar su cumplimiento; urgencias de última hora, favores imprevistos, deseos del pasado que ‘ahora’ se pueden satisfacer, ocasiones que parece que  son ‘ahora o nunca’, satisfacciones personales ‘con apariencia de bien’, ….todo ocupa los minutos de nuestro empeño y los esfuerzos de nuestro tiempo.

San Ignacio de Loyola invitaba a todos los que iban a hacer oración durante sus retiros espirituales a que se preguntaran dos cosas: ¿A dónde voy?, ¿A qué?. Dos coordenadas que pueden marcarnos, a nosotros también, nuestra gráfica de vida. Dos referencias que nos pueden ayudar a re-ubicar nuestras intenciones, deseos, obligaciones, devociones, compromisos, …Dos pilares que nos pueden facilitar la selección de la batalla, reforzar el  discernimiento de la elección,y profundizar en nuestro tiempo vital.

No podemos estar en todo, cumplir en todo y satisfacer a todos. Es imposible. El deseo de uno será la desolación de otro. Acabaremos en el cumplimiento  (Cumplo y miento). Pero el problema viene cuando después de leer estas letras, alzas la mirada y piensas; Y ahora ¿Qué elijo?, ¿Qué descarto?, ¿En qué invierto mis fuerzas?.

Es muy importante recordarse de vez en cuando ‘que lo urgente no eclipse a lo importante’, aunque lo urgente sea chillón y moleste y lo importante, prudente y silencioso. Pero no son dos cosas iguales. Uno nos alimenta y el otro nos engorda. Si nos pasamos la mayor parte de nuestro tiempo resolviendo problemas y apagando fuegos, no dejamos tiempo para alzar la vista y recordar el horizonte, seleccionar los medios para alcanzar el fin y tener la posibilidad de crear la manera más eficiente de conseguirlo.

Al final nuestra aportación al mundo vendrá precedida de la gran batalla que queramos afrontar. ¿Cuál es la batalla que eliges combatir?, ¿Qué batallas decides descartar?…..